Para completar esta manada multiespecie llegó en mayo de 2017 Organa, cuando era una bebé de tres meses. Es una cabra enana, y desde el primer día decidió que Solo era su madre, aunque ahora creo que ya ha asumido que, en todo caso, es su padre.
A Organa la criaron para comérsela, pero tuvo la suerte de salvarse para venir a vivir a Villa G con una panda de perras, gatas y humana taradas. Es una perra más, ¡palabra! Viene a pasear cada día con nosotras, aunque creo que más que por el placer del paseo… ¡por su insaciable apetito!
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